En la Escuela de Arte

En las escuelas los objetivos del aprendizaje se ajustan a la demanda de la industria y al uso de las herramientas de manera pragmática. Es algo consensuado por gobiernos, editoriales, productores, financieros, padres, profesores y alumnos, todos obviamente preocupados por la proyección profesional, el empleo y la economía. En este contexto toda investigación o experimentación en la práctica artística queda en una posición crítica, incomprendida por una audiencia acostumbrada a unos códigos seguros de rentabilidad mercantil.
Por eso estoy muy orgulloso de haber tenido la oportunidad de mostrar y explicar mi trabajo en la magnífica Escuela de Arte que tenemos en Zaragoza. Porque mi propuesta cuestiona esos planteamientos convencionales de la industria y el comercio artístico (audiovisual), así que no es cómodo exponerme a este debate en un lugar donde muchos están deseando formar parte (o ya forman parte) de ese sistema mercantil.
Espero haber motivado la inquietud por investigar otras formas en el hacer, al margen de lo establecido por ese poder industrial, comercial y económico que ha invadido todos los ámbitos de la sociedad y la cultura.